lunes, 17 de mayo de 2010

Desde el centro

Buscando un atajo
para llegar hasta vos
me encontré con la extrañeza de tu cuerpo.

Descubrí
que el puente movedizo
que unía
tu mano a la mía
me había tirado al vacío,
entendí,
que nunca supiste leerme

Culpo a mi pasividad
por las heridas.

Resurjo del centro
decidida a lastimarte,
a darte muerte,
proclamarla.

Violentamente
olvidar tu nombre
no pronunciarlo nunca más.

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